Por William Jiménez Río San Juan.- El corazón de Magino no pudo más. La mañana de este lunes se paró de funcionar y el joven oriundo de la Gallera Vieja perdió su batalla contra la muerte en su lecho del Hospital Metropolitano de Santiago (Homs), justo una semana después de haber sido llevado de emergencia por una recaída.
Magino se fue en paz. Quizás sabiendo que le quedaban pocas horas de vida, la noche anterior le dijo a su madre Germania Lantigua que presentía que no amanecía. Le besó la mano y le pidió perdón por cualquier pecado que hubiera cometido.
Tan lejos llegó su humildad, que en sus últimosminutos de agonía de muerte también tuvo tiempo para despedirse de todos sus amigos, decirles cuanto los quería y darle las gracias por lo que habían hecho por él.
“Mami despídeme de todos mis amigos. Dale las gracias a todos por lo que hicieron por mi”, fueron las últimas palabras del joven, según expresó entre sollozos su atribulada madre.
Irónicamente su viaje de regreso a casa estaba programado para este lunes. Los medicos del hospital le habían dicho a la madre que ya no había nada que hacer con el joven y que lo más recomendable era llevarlo a morir en paz a su casa. Sin embargo, el destino no se puede predecir y al popular joven la muerte lo sorprendió como a las nueve de la mañana, justo en los preparativos de su partida hacia Río San Juan.
Atrás quedaron el bizcocho, los confetis y los refrescos la semana pasada se prepararon para la celebración de su cumpleaños número 16. Aquel cumpleaños que él quería fuera en grande, así, con bizcocho, bebidas y fiesta, pero que temió no podia celebrar por no tener los recursos. No obstante, ese escollo había sido vencido por sus amigos, quienes buscaron los fondos e hicieron todos los preparativos para cumplirle su sueño.
Sin embargo, su egoista enfermedad no se le permitió la celebración y esa misma mañana del martes 5 de enero debió ser trasladado de emergencia al hospital por una fuerte recaída de su quebranto.
Hoy Magino se fue, se fue en paz. Se fue con la satisfacción de haber sentido el cariño que le profesaron sus amigos del barrio la Gallera Vieja y los jugadores de baloncesto de la cancha municipal a quienes amablemente le suministraba el agua para mantenerlos frescos.
Se fue tranquilo, con la satisfacción de haber vencido las adversidades que su congenital enfermedad le deparó durante sus 16 años de vida. Se fue venciendo incluso la sentencia de la ciencia que le dio pocas esperanzas de llegar a los 15 por padecer del sindrome de Morfán. Y hasta logró su sueño de celebrar su cumpleaños número 16. Quizás no tan grande como se lo habían preparado sus amigos de la Gallera Vieja, pero sí con el cariño que le profesó el personal del hospital de Santiago, que al enterarse de que ese mismo día de su llegada al centro medico le tenían preparada una fiesta en su barrio, optaron por llevarle su bizcocho con velas y cantarle cumpleaño feliz.
Se fue Magino, quizás en el momento en que su madre menos lo esperaba; quizás por eso a este mediodía su cadáver permanecía aún en la morgue del hospital a espera de un vehículo (ella no sabe cómo) que lo lleve a su natal Río San Juan. Quizás por eso, ella tampoco sabe cuándo, dónde y a qué hora será el funeral; aunque de seguro, por su popularidad, el cuerpo de Magino deberá ser llevado a velar al menos por una hora a la cancha municipal, para que así todos los que le quisieron le puedan dar su último adiós.
Descanse en Paz Carlos José, descanse en paz Magino, que tu corto paso por la vida sirva de experiencia para que todos los riosanjuaneros se unan y cuando se vuelva a presentar una situación como la tuya, no reaccionen demasiado tarde a la causa común de conservar una vida, y que las donaciones que debieron llegar para usarse en su enfermedad por su tardanza tengan que ser utilizadas para su funeral.